Hechos de los Apostoles p. 16
Hechos de los Apostoles p. 75
La organización de la iglesia de Jerusalén debía servir de modelo para la de las iglesias que se establecieran en muchos otros puntos donde los mensajeros de la verdad trabajasen para ganar conversos al Evangelio. Los que tenían la responsabilidad del gobierno general de la iglesia, no habían de enseñorearse de la heredad de Dios, sino que, como prudentes pastores, habían de "apacentar la grey de Dios . . . siendo dechados de la grey" (1 Ped. 5: 2, 3), y los diáconos debían ser "varones de buen testimonio llenos de Espíritu Santo y de sabiduría." Estos hombres debían colocarse unidamente de parte de la justicia y mantenerse firmes y decididos. Así tendrían unificadora influencia en la grey entera.
Más adelante en la historia de la iglesia primitiva, una vez constituidos en iglesias muchos grupos de creyentes en diversas partes del mundo, se perfeccionó aun más la organización a fin de mantener el orden y la acción concertada. Se exhortaba a cada uno de los miembros a que desempeñase bien su cometido, empleando útilmente los talentos que se le hubiesen confiado. Algunos estaban dotados por el Espíritu Santo con dones especiales:
"Primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero doctores; luego facultades; luego dones de sanidades, ayudas, gobernaciones, géneros de lenguas." (1 Cor. 12: 28.)